Aprendiendo a Amar Mis Canas

 
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aprendiendo a amar mis canas

Por Lila Miller

La primera vez que me pinté el pelo tenía 17. Recuerdo perfectamente ir a elegir el color, algún tono que cabía en la clasificación de ‘café caramelo’ y después recuerdo a mi mamá montando una estética improvisada, pero bien puesta, en la cocina de la casa.

Ese primer tinte fue mi droga de entrada a la adicción de pintarme el pelo: todos los tonos de castaño existentes, todos los tonos de rojo existentes, alguno que otro tono de negro, un negro azulado muy fallido y hasta un rubio pintado en salón de belleza que duró máximo dos meses.

Cuando me fui de México para mudarme a Nueva York, nunca pensé que la dinámica de pintarme el pelo iba a cambiar tanto: hacer una cita en un salón de belleza es carísimo y pintarse el pelo sola en un baño minúsculo de un departamento no es tan divertido como parece. Sin embargo, seguí con mi rutina, ya sin experimentar tanto y más que nada queriéndome acercar a mi color original: castaño muy oscuro.


Pasaron los años y cumplí 30. Al transcurrir el año mi pelo se veía muy seco y sin vida, por lo que al finalizar el 2018, decidí cortarme el pelo muy corto y dejármelo de pintar. Transcurrió el año y mi pelo estaba más saludable que nunca, liso, brillante y de su color original que resulta va muy bien con mi piel y mis cejas. A mitad del 2018 descubrí mi primera cana y la arranqué al instante. La ansiedad que me causó esa cana fue digna de mandarle un mensaje a mi mejor amiga para contarle lo que me había pasado.

A partir de ahí, cana que aparecía era cana que me arrancaba. Había varias, en especial del lado derecho de mi cabeza y comencé a considerar pintarme el pelo nuevamente. Pero no lo hice.


Viviendo en cuarentena, he tenido mucho más tiempo de examinar mis canas, de conocerlas, de ver que hay algunos pelos que son negros y mitad blancos. Me fui acostumbrando a verlas, a aceptar que son parte de mi y a quererlas.

Hay muchísimas cosas negativas que asociamos con el pelo gris en las mujeres: vejez, debilidad, falta de deseo, falta de belleza. Curiosamente esto no pasa con los hombres, muy pocos hombres se pintan el pelo y estamos acostumbrados a ver hombres con canas y hombres con pelo gris en todos los ámbitos. ¿Cómo se verá el pelo natural de una mujer de 45? ¿De una mujer de 60? Me gustaría descubrirlo.

 
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