Hacerte amigx de la depresión de tus amigxs

 

Disclaimer: este texto está basado en una serie de experiencias y aprendizaje propio, no representan una opinión profesional sobre cómo ser una mejor amistad en la adversidad. Aún así, espero que te sirva.


A principios de este mes se celebró el Día Mundial de la Salud Mental y eso me dejó pensando en lo poco (casi nada) que hasta hace no mucho sabía al respecto. Lo mucho o poco que ahora sé sobre salud mental no me vino a la cabeza como una iluminación ni tampoco fue algo que aprendiera a partir de mi propia experiencia con alguna condición psicológica o emocional. Todo este aprendizaje e iluminación me fue entrando desde afuera y de a poquito. 

Comencé a aprender y a poner atención a los temas relacionados con salud mental gracias a que una de mis mejores amigas padece de depresión, y a que me tocó conocer de cerca durante el primer encerrón de pandemia todo lo que eso implicaba. Al final las tres, ella, su depresión y yo terminamos siendo roomies y ahora con el paso del tiempo, creo que puedo decir que sin darme cuenta también terminamos siendo amigas. 


Es 2021 y vivimos en un mundo azotado por una pandemia mundial que está próxima a cumplir sus primeros dos añitos🎉 En un contexto así es casi imposible no conocer a por lo menos una persona que padezca de ansiedad, depresión, el combo completo o cualquier otra condición mental. Sufrir en mayor o menor nivel una de estas condiciones se ha vuelto una constante y hasta cierto punto algo normal dentro de nuestra generación.

Y si estás leyendo esto y nadie con alguno de estos trastornos viene a tu cabeza, o vives en Bután (unos de los países más felices del mundo) o tal vez solo te hace falta poner un poquito más de atención a las personas que te rodean. 

Datos rápidos para dimensionar un poco: se estima que a nivel mundial el 5% de la población adulta padece de depresión y en México 2.5 millones de jóvenes entre los 12 y 24 años viven con ella.

Tener a una persona cercana con depresión, ansiedad o con cualquier otro trastorno psicológico/emocional no es cosa fácil, especialmente si nunca has vivido en carne propia ninguna de estas cosas. 


El paso #1 para ser un apoyo durante ese proceso es justamente mantener eso en mente: YO NO HE PASADO POR ESTO Y NO TENGO IDEA DE LO QUÉ ES VIVIRLO. Después de repetirlo en voz alta las veces que sean necesarias hasta interiorizarlo, pasamos a guardar nuestros juicios, comentarios y sugerencias en algún lugar donde ya no podamos encontrarlos, a menos que nos sean requeridos. 

Paso #2: practicar la empatía... fácilito. Y sí, la empatía es una práctica constante, no se nace se hace. La empatía en este caso (y obvio en muchos más) nos va a ayudar a tratar de no minimizar el sentir de nuestra persona querida en caso de que no le encontremos sentido o razón suficiente a su tristeza o malestar. Friendly reminder: nadie por decisión propia elige tener depresión o ansiedad. 

El paso #3 es investigar sobre el trastorno o condición de tu ser querido. Informarte sobre qué es, cuáles son las causas y síntomas de lo que padece la otra persona es una forma más de decirle que te importa. Además, a nadie le hace daño un poco más de conocimiento y cultura general. 

Ok, paso #4, uno muy importante. Así como nadie nace sabiendo ser padre, tampoco nadie nace sabiendo cómo ser el mejor apoyo para un amigo que no la está pasando tan bien mentalmente hablando. Todos necesitamos sentirnos queridos y apoyados de distintas maneras, no existe una sola ni tampoco la manera correcta de hacerlo. Por eso mismo no hay que rompernos la cabeza e ir y preguntar directamente: ¿QUÉ NECESITAS?, ¿CÓMO PUEDO AYUDARTE?

Puede ser que la persona necesite simplemente alguien que la escuche, que la acompañe a dar un paseo por ahí para despejar la mente, que le regale su opinión sobre alguna situación o simplemente que le dé tiempo y espacio. Puede necesitar todo o nada. 

Aquí viene, en mi opinión, la parte más complicada pero no imposible del proceso, el paso #5: ser paciente. Oh sí, amigxs, mucha empatía claro que sí pero muuucha más paciencia. Hablo de paciencia no porque la situación de la otra persona sea desesperante o un fastidio, sino porque si no tenemos experiencia en ese campo vamos a tardar un poquito en entender a la persona, su condición y cómo funcionan juntas. Y paciencia para con nosotros mismos y entender cómo funcionamos con todo lo anterior.

Seguramente van a existir momentos en los que te mueras de ganas de salir por una cheve y darle duro al chisme con tu amigx, tal vez necesites un favor o ayuda con algo, pero en algún punto de su proceso esa persona no va a poder estar emocionalmente disponible ni para ti ni para nadie más.

Las primeras veces puede que sea algo fácil de omitir o asimilar, pero si su condición es más grave probablemente su ausencia persista y a ti ya no te pase tan desapercibida. 

Eso no la convierte en una mala amistad, y por eso digo y vuelvo a repetir… paciencia. En esta relación como en todas las demás la comunicación siempre será la clave.

Especialmente si tomamos en cuenta que ya no es una relación solamente de dos, ahora hay un tercer integrante en el equipo. Hazte amigx de los trastornos de tus amigxs, aprende a convivir con ellos porque a donde vaya uno el otro también irá.


Así que no importa en qué orden decidas y puedas llevar los pasos que te comparto, uno siempre te va a llevar al otro. Lo importante es que tengas la ganas y el amor para estar ahí.


Te dejo un par de cuentas de psicología que comparten información bastante útil sobre salud mental:

the.holistic.psychologist
desansiedad
psicosaludtenerife


 
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